Crítica:

Público adecuado: adultos

Que no les confunda el nombre del director. Etan Cohen no es el director que junto a su hermano ha firmado joyas como Muerte entre las flores o El gran Lebowski (esos son Coen, sin “h”). Las similitudes, de hecho, terminan en el nombre, porque lo que nos ofrece el tal Cohen es una muestra más del declive de la comedia americana, que cada vez busca más el impacto del mal gusto más que el ingenio de las situaciones.

James King es un empresario millonario condenado injustamente a prisión. King deberá superar sus prejuicios raciales y pedirá la ayuda del hombre negro que limpia su coche, antiguo delincuente, para que le enseñe a sobrevivir en la cárcel.

Estamos ante una película que basa toda su pretendida comicidad en una serie de chistes y tópicos sobre estereotipos raciales y violaciones homosexuales en prisión. No esperen encontrar nada más: los personajes son absolutamente planos y caricaturescos, las situaciones totalmente inverosímiles, buscando el puro impacto. La realización es plana y televisiva, la dirección de actores inexistente. Por buscar algún rasgo positivo, podemos decir que Will Ferrell y Kevin Hart demuestran un manejo del tempo de la comedia, y en ciertos momentos consiguen una cierta química interpretativa. El problema es que con el pobre material que han recibido, todo ello acaba desperdiciado en la descendente catarata de mal gusto en que acaba convirtiéndose esta comedia, que alude al mínimo común denominador para hacer reír.