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El Drogas

Caratula de "El Drogas" (2020) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +15

Uno de los éxitos de Queen, Hammer to fall, tiene esta pregunta en su letra: “What the hell we’re fighting for?”, ¿Para qué coño estamos luchando?” Es la sensación que me deja este documental sobre Enrique Villareal, El Drogas. Pero antes, vamos a darle al César lo que es del César: se trata de un buen documental. El Drogas es el fundador de la banda navarra de rock Barricada, con la que atravesó tres décadas desde 1982 hasta 2011 en que fue expulsado de la banda que él puso en pie. Pinta tener 80 años, aunque son solo 61, con más de cuatro décadas de música a sus espaldas: casi veinte álbumes de estudio, miles de conciertos, y ventas totales que superan el millón de discos.

En Barricada, el Drogas componía todas las letras y alguna de la música. Era la época de todo un panorama de rock urbano con grupos como Ñu, Leño, Asfalto y carreras de larga trayectoria como Rosendo Mercado (que aparece en el documental), Ramoncín o los Barón Rojo. “El Drogas” es un personaje combativo, de extrema izquierda, y muy “anti”. (Luego volvemos al What the hell?) El documental es de gran altura técnica, muy buen ritmo, duración adecuada, un balance excelente entre entrevistas, documentos de archivo, conciertos. Fito y Cristina Rosenvinge destacan solo con su presencia, aunque su aportación es demasiado parca; más hondura reviste la presencia del Kutxi, otro de los grandes del rock navarro, cantante de Marea. La cinta sigue un orden cronológico lineal, claro y sencillo. Es la ópera prima de Natxo Leuza, con una gran trayectoria en documentales de corte social sobre África, y que estrenará en breve el prometedor documental “Born in Gambia”.

Acierta el guion en mostrar quién es, pero sin cargar en exceso las tintas. La selección de las letras ha evitado las más peliagudas y las dosis de odio contra la Iglesia ha quedado muy circunscrita a un breve momento de la cinta. Y entramos ahora en el “What the Hell?” El Drogas es muy “anti”, pero no sabemos muy bien cuáles son sus “pros”, salvo, eso sí, el de su familia. Casado por lo civil, lleva más de treinta y cinco años con su mujer, tiene hijos y nietos a los que adora; su mujer, Carmen, es el gran soporte de su vida y del documental. Dejó las drogas junto a ella. El documental de algún modo logra sacar una vertiente menos agresiva que la que posiblemente tenga en la realidad.

En entrevistas a raíz del documental se muestra profundamente ideológico, partidario de la liberación de las drogas, manifiesta gran preocupación y odio frente a Díaz Ayuso y la Fundación Francisco Franco. Y en el tratamiento de la Guerra Civil, adopta acríticamente el maniqueísmo gubernamental. Y esta es la sensación que me provoca el documental: ese rock de tanta rebelión, tan combativo, anti religioso, antiautoritario, en un currelas como el Drogas, ¿a qué conduce? A poco o nada, pues al final, la reflexión sobre la vida vuelve a poesía barata, visiones horizontalistas de un trabajador del rock que no ha podido, no ha sabido o no ha querido ver, en la realidad a la que tanto ha cantado, ninguna semilla de trascendencia.

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