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El hombre más enfadado de Brooklyn

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Basada en la película israelí Mar Baum (Assi Dayan, 1997), el realizador Phil Alden Robinson (Pánico Nuclear) presenta El hombre más enfadado de Brooklyn, una historia que tiene como protagonista a Henry Altman (Robin Williams), un abogado judío profundamente enfadado con el mundo entero.

Al principio de la película, vemos a Henry esperando con impaciencia en un consultorio médico donde finalmente es atendido por la Dra. Sharon Gill (Mila Kunis). Sharon, que está sustituyendo a un compañero y evidencia signos claros de estar pasando un mal día, comunica a Henry que sufre un grave aneurisma cerebral. Previsiblemente, la noticia hace que Henry enfurezca aún más, gritando a la doctora y exigiendo insistentemente saber cuánto tiempo le queda. Ante la ira y los insultos del enfermo y en un momento de debilidad y trastorno, la mujer le contesta que tan sólo tiene 90 minutos de vida. Indignado y alterado por semejantes noticias, Henry abandona la consulta y decide invertir el tiempo que le queda en enmendar todo aquello que desde hace años no funciona en su vida. La doctora Gill, por su parte y consciente de su grave error, inicia una búsqueda desesperada del paciente para hacerle volver al hospital. Comienza así un disparatado viaje en el que Henry trata de reconciliarse con todas las víctimas de su insoportable carácter. El abogado trata de hacer las paces con su hermano y compañero de trabajo (Peter Dinklage), con su esposa (Melissa Leo), y con su hijo (Hamish Linklater), pero todos ellos, ajenos a la noticia del aneurisma y hartos de su inaguantable actitud, rechazan el repentino acercamiento.

A través de varios flash backs que van apareciendo a lo largo de la película, descubrimos que  Henry no fue siempre ese desdichado ser que atormenta a todo el que le rodea y también se desvelan los motivos más que justificados que le transformaron en el hombre más enfadado de Brooklyn. En definitiva, se trata de un periplo redentor en el que se destaca el amor y el perdón como valores perennes en la familia (la Dra. Gill se convierte en un miembro más de la de Henry), a pesar de todos los pesares.

No obstante, la trama de la cinta resulta sumamente predecible y sentimentalista (especialmente en las escenas de confidencias entre Henry y la Dra. Gill). Y, por otro lado, aunque el film se haya catalogado también como comedia, lo cierto es que, aun contando con el extraordinario talento de Williams, los momentos cómicos son muy puntuales. Dicha falta de comicidad puede deberse, en parte, al hecho de que el de Henry suponga el último rol como protagonista del propio Williams, recientemente fallecido. Obviamente, resulta incómodo y cuesta complacerse con un relato en el cual se plantean temas y situaciones que recuerdan demasiado al trágico final de tan estimado y entrañable actor de Hollywood.

 

 

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