Crítica:
Público recomendado: Todos
La inteligencia y la cultura han de ser colectivas. Un Museo como la National Gallery, situado en la céntrica Trafalgar Square en Londres, que recibió 6,4 millones de visitantes en el pasado año, se ha propuesto llegar a todos de una manera integral, profunda, armónica y más completa a través del género documental cinematográfico y del storytelling.
Porque la película de Wiseman nos cuenta miles de relatos sobre la National Gallery, y miles que pueden llegar a ser muchos miles más, tantos como aquellos que la miren, la visiten, la conozcan y la adoren.
El veterano director de “La Danza” nos muestra la fachada y la trastienda del museo londinense y de sus visitantes. Frederik Wiseman se adentra en la National Gallery y propone un viaje al corazón de esta institución, poblada de obras maestras de la pintura occidental de la Edad Media al siglo XIX. Se trata de uno de los mayores museos del mundo con más de 2000 pinturas, acogiendo experiencias ante diferentes pinturas expuestas. En un perpetuo y vertiginoso juego de espejos, el cine mira a la pintura, y la pintura, al cine.
La película te envuelve y te devuelve a un mundo lleno de vida, de historia y cultura, de belleza, como una fascinante maquinaria de gozo para los ciudadanos, creando una nueva forma de ficción y de interpretación histórica a partir del documental. Maravillosa capacidad de observación y de relato, además de un gran montaje, que logra que la película se te haga corta.
Una institución centenaria y habitualmente accesible en toda su profundidad sólo para expertos, eruditos e iniciados, que se hace para todos, de la mano del lenguaje universal del cine. Los rostros que se acercan a las obras de arte, el silencio contemplativo, el murmullo de los comentarios sobre tal o cual personaje retratado…
Una manera de conocer el Museo para todos, con su propia y sugerente narrativa, sin secretos: cuál es el ritmo diario de una pinacoteca de esas características, desde el personal de limpieza al de restauración, equipo directivo, conservadores, investigadores, guias, visitas de grupos de niños, teenagers, turistas, ciegos o minusválidos, de forma que encadena pequeñas historias que suceden en el Museo y que lo hacen más cercano y sobre todo consiguen que el espectador perciba que la cultura es colectiva, porque está conociendo los procesos desde dentro, lo que se cuece en el Museo como en una casa de todos.
El director Wiseman es uno de los mejores documentalistas vivos, es pionero del Direct Cinema; a finales de los 60 presentó Titicut Follies (1967), y posteriormente ha realizado más de 40 obras (entre documentales, trabajos televisivos, algún corto e incluso ficción) en toda su filmografía. El pasado mes de abril presentó At Berkeley, en su paso por el Atlántida Film Fest de Filmin y sólo unos meses después, presentaba nueva obra en la Quincena de realizadores del pasado Festival de Cannes con National Gallery. Coproducido entre Francia, Estados Unidos y Reino Unido, National Gallery ha pasado además de por el festival de la Costa Azul, por Sídney y Nueva Zelanda, entre otros.