Crítica
Público recomendado:+18
El crítico debe comenzar con una confesión: vio esta película con la mayor de las prudencias. A los hermanos Jean-Pierre (Engis, Bélgica, 1951) y Luc Dardenne (Awirs, Bélgica, 1954) se los suele comparar con el director inglés Ken Loach. Los tres comparten el interés por las historias minimalistas que aspiran a reflejar problemas sociales. Uno temía, por tanto, haber visto ya muchas veces películas como esta que ahora se reseña.
Afortunadamente, no fue así.
“El joven Ahmed” es un largometraje profundo y serio. Situada en Bélgica, cuenta la historia de un joven musulmán de 13 años que se va radicalizando hasta intentar matar a una mujer. A partir de ahí, se plantea el conflicto entre el fanatismo religioso y la redención. Está muy alejado de los típicos dramas de cine militante que apelan a la compasión del espectador para resolver conflictos complejos. Los hermanos Dardenne han rehuido el sentimentalismo y las trampas de guion consistentes en poner a terapeutas carismáticos, profesores salvadores y otros estereotipos tan habituales en el cine europeo. Aquí todo es bastante más realista y complejo.
El espectador ha de prestarle atención a los silencios. En esta película no hay apenas música. Sí hay movimiento. Mucho, La cámara no se separa de Ahmed, protagonista de la historia y centro de atención durante todo el tiempo. Lo sigue al lavabo y a la trastienda de un comercio, a la granja donde trata de rehabilitarse y a la habitación donde duerme en el centro de reinserción de menores. Lo seguimos en sus conflictos internos que se reflejan, precisamente, en una incapacidad de expresar con naturalidad las emociones.
La dirección de actores es brillante. Todo el mundo gira en torno a Ahmed, pero ese universo -la maestra, los padres de la escuela, la madre acusada por su hijo de ser una “borracha”, el imán que trabaja en una tienda, la chica que intenta romper su coraza de creyente- ese universo, digo, es preciso y riguroso en su realismo.
Este largometraje conduce a varias reflexiones antropológicas. En primer lugar, el espectador asiste a un proceso de alienación a través del fanatismo religioso. Digámoslo claramente: aquí salen musulmanes moderados y salen musulmanes radicales y el espectador ha de sacar sus propias conclusiones sobre el islam en Europa y su encaje en nuestras sociedades. Además, cabe también pensar en los intentos de desradicalizar a los violentos y en su efectividad. Hay una galaxia de recursos a disposición de Ahmed -clases, talleres, educadores, una granja en la que trabajar- y, al final, sucede lo que el espectador tendrá ocasión de ver. Por fin, esta película trata del amor, la compasión y el perdón, la reconciliación y la soledad.
Los hermanos Dardenne cuentan en su haber con dos Palmas de Oro del festival de Cannes así que no son unos principiantes. En esta película, nos ofrecen una muestra de buen cine.