Crítica

Público recomendado: +18

Stepháne (Laure Calamy) es una joven francesa que trabaja en una fábrica de conservas. Su vida no tiene mucha consistencia, vive de alquiler en la habitación de la hija de una madre soltera. Pronto tendrá que encontrar un nuevo alojamiento. Esta situación le llevará a hacer una llamada difícil, que le pondrá en camino hacia un destino inesperado.

Sabemos que el cine francés es experto en retratar las miserias que afligen a la familia burguesa. Sea esta baja, media o… alta, como es el caso de la Dumontet, construida sobre la fortuna amasada por el patriarca del clan, Serge (Jacques Weber). Esta cinta es por tanto otro relato más que quiere hacer de espejo a la vida doméstica centroeuropea más sofocante.

Coescrito y dirigido por Sebastien Marnier (La última lección), este thriller no tiene nada que no hayamos visto ya en cualquier tragicomedia familiar francesa. La diferencia es que, a los esquemas ideológicos que acostumbra a denunciar el cine social francés, como la tiranía patriarcal o el problema del capital, se añade la cuestión central de la mentira como el elemento que más destruye al ser humano. Por ello diremos que es una cinta honesta, donde incluso la trama de relaciones homosexuales se describe como consecuencia de una historia familiar concreta.

El título sin duda le va grande a esta película que busca su personalidad en el montaje y la puesta en escena. Se queda en una historia que le resultará entretenida a todos los amantes del suspense.

Nacho Álvarez O´Dogherty