Crítica

Público recomendado: +16

A través de El poeta y el espía, el director Gianluca Jodice nos muestra la relación entre el poeta italiano Gabriele d’Annunzio y un joven recién ascendido al cargo de Federal en el partido fascista de Mussolini llamado Giovanni Comini. Comini tiene que cumplir con la misión de vigilar al poeta, infiltrándose en su casa como un enviado del partido para ponerse al servicio de d’Annunzio e informar así de todos sus pasos al partido, evitando que pueda realizar declaraciones contrarias a los planes de Mussolini sobre su alianza con Hitler.

El personaje del poeta, una figura clave de la literatura y la política italiana de principios del siglo XX, es interpretado con maestría por el actor Sergio Castellitto que, entre otros personajes, interpretó al Padre Pío en una película del mismo nombre en el año 2000.

La dupla que conforman ambos personajes, uno ya anciano, el comandante d’Annunzio, como es conocido el poeta, y el joven federal Comini, nos va introduciendo en la sociedad italiana y nos muestra un reflejo de estos años anteriores a la Segunda Guerra Mundial a través de los ojos del poeta y de la mirada inquisitiva del joven. Así, Comini es enviado para cumplir todos los deseos de Gabriele d’Annunzio, pero la relación entre ambos será el detonante para descubrir hasta dónde llega el peligro del fascismo durante ese período y las implicaciones que puede llegar a tener en la vida personal. Completan el elenco de personajes las mujeres que rodean al poeta, sus criados y los políticos que van apareciendo a lo largo de la película para mostrarnos las caras del fascismo.

A pesar de que la vida del poeta da para regodearse en aspectos sórdidos y extravagantes, que Jodice nos muestra sin ningún tipo de pudor, son, sin embargo, escenas concretas que ayudan a que el espectador pueda adentrarse en la personalidad del poeta, para centrarse más en los problemas de conciencia e interiores que le crea el hecho de que Mussolini llega a establecer una alianza con la Alemania nazi.

Por otra parte, la fotografía muestra una gran simetría en los edificios que albergan a los políticos fascistas, casi como encuadrando la arquitectura propia de esta época, mientras que las escenas en casa del poeta reflejan un mayor desorden, entre libros, esculturas, y obras de arte, de las que d’Annunzio se rodea.

Se podría considerar que la belleza, en el arte, la literatura, la poesía, alimenta el alma de aquellos que se dejan interpelar por ella, mientras que el resto de la sociedad se encuentra alienada por un fascismo imperante, que mata el alma de las personas que llegan incluso a denunciar a mejores amigos por pronunciar algunas palabras contrarias al ‘Duce’.

Destaca el trabajo de Sergio Castellitto como Gabriele d’Annunzio, llevando sobre sus hombros la carga narrativa de la película, mientras que el espectador se aproxima a su figura a través del joven Comini, para descubrir junto a él cuál es el lado bueno de la historia y la importancia de buscar el hacer siempre lo correcto, sean cuales sean las órdenes recibidas, demostrando que la verdadera libertad está en obrar haciendo lo correcto y con una recta conciencia, a pesar del ambiente dominante.