Crítica
Público recomendado: todos
Pino es un niño que sufre de hemofilia, enfermedad que le produce un riesgo a sufrir severas hemorragias y le tiene recluido en casa. La enfermedad, sin embargo, no le quita al pequeño -todo lo contrario- las enormes ganas que tiene de vivir aventuras y salir de la prisión de vidrio formada por las ventanas de su cuarto, a través de las cuales espía el mundo exterior, tan misterioso, ajeno y apasionante para él.
Un día Pino decide romper con su aislamiento y salir de casa. Está harto de su profesor particular, de dibujar solo en su jaula de cristal, prisión entretejida de la sobreprotección y los temores de su madre y su abuela a que al niño le pase algo si sale de casa. Pino se fuga y se junta con la pandilla de niños a quienes lleva tiempo espiando desde su ventana. Es entonces cuando todo cambia y comienza a vivir junto a sus nuevos amigos las aventuras que tanto admira y no para de dibujar.
Dirigida por el joven italiano Samuele Rossi, graduado en Arte y Literatura Moderna (2007), en Dirección de cine (2011) y en Guion Cinematográfico (2014), con anteriores trabajos como La strada verso casa (2011), La memoria del pasado (2014) y Biografía de un amor (2016). En Glassboy aborda, como explica el propio director, los temas de la fragilidad y el dolor que produce sentirse distinto y ajeno al mundo exterior.
Película de pequeño presupuesto, con un guion, estética y producción ajustados, un personaje principal interpretado eficazmente por Andrea Arru, que aborda una historia familiar en la que cobran relevancia la amistad, la maduración, el dolor, las relaciones entre padres e hijos… Todo dentro de una trama de aventuras de estilo amable y emocionante, que apunta maneras.
Se hacen bastantes guiños a películas y series juveniles, familiares y clásicos del cine que el espectador reconocerá en numerosos y pequeños homenajes a ET, Los Goonies, Stranger Things, Harry Potter, Los cinco, 101 dálmatas, Cantando bajo la lluvia, etc.
Historia sencilla, con momentos logrados y otros que resultan algo artificiosos o con falta de ritmo, pero, en su conjunto, con una magia especial e instantes divertidos que harán que peques y mayores pasen un rato entretenido viendo las amables y extrañas aventuras de Pino y sus amigos, convertidos en pequeños superhéroes postmodernos.
Javier Figuero