Crítica:
Público recomendado: Mayores de 7 años
Cuarto largometraje de la escueta carrera del director Sam Peckinpah, un director de westerns tan absolutamente personal, como lo fue de dramas de acción. Se trata, como ocurrió de manera recurrente en toda su filmografía, de una historia de personajes extremos a los que se admira y teme por igual. Es una película en la que se mezclan todas sus obsesiones: el western, la acción y el drama configurando una película redonda, completísima, que no deja un minuto de respiración ni logra bajar la tensión de cada escena. Una película modélica en todos los sentidos en el que se aglutinan la versión otoñal del género, el clasicismo de los personajes y la estética del eurowestern en una armonía siempre perfecta, como todo lo que realizaba Peckinpah.