Crítica

Público recomendado: +16

Este largometraje noruego de la directora Maria Sødahl nos pone de frente al sufrimiento y al dolor que causa en una persona un diagnóstico de cáncer y a la familia que la rodea. Desde esta premisa, basada en la historia personal de la directora noruega, la película gira en torno a Anja y Tomas, quienes viven junto con sus hijos biológicos e hijastros, y nos muestra la difícil situación que es afrontar un cáncer.

Anja y Tomas son una pareja que ha permanecido junta durante muchos años y en los que el amor se ha ido desgastando. Él, interpretado por Stellan Skarsgard, de 59 años, es un productor de éxito dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, mientras que ella, Andrea Bræin Hovig de 43, ha creado un último espectáculo que ha recibido muy buenas críticas. Sin embargo, esta existencia, en apariencia tranquila y familiar, se ve removida desde los cimientos con el diagnostico que recibe Anja la víspera de Nochebuena.

El largometraje, candidato a los Oscar por Noruega, nos lleva a reflexionar sobre lo que es el amor, una vez que han pasado los años y una noticia tan desgarradora irrumpe en sus vidas. Además, se puede contemplar cómo cada uno de los personajes afronta la noticia del diagnóstico de Anja. En un breve lapso de tiempo, los protagonistas deben luchar con una gran variedad de emociones, como la alegría, el miedo, la incertidumbre, el dolor, el sufrimiento, la ira, entre otros.

A lo largo de la película, el espectador se va poniendo en la piel de los protagonistas mientras afloran recuerdos del pasado, algún que otro reproche, y nos hacen redescubrir el valor de la esperanza, de la fidelidad y del compromiso. Además, nos lleva a atisbar cómo el amor es diferente del enamoramiento y tiene más que ver con la voluntad de amar que con un mero sentimiento. Aparte, la sombra del trabajo de Tomas, que ha planeado siempre sobre la relación, como un enemigo a batir para Anja, desaparece ahora una vez que tienen que afrontar algo tan tremendo como es un cáncer terminal.

Por otra parte, y como afirma un personaje de la película, ‘la vida se puede elegir hasta cierto punto’, y con esta perspectiva, se puede elegir cómo afrontar las situaciones que les sobrevienen, a pesar de que en ocasiones, sean tan abrumadoras que se necesite pedir ayuda para saber enfrentarlas. Y así deben hacer Anja y Tomas, así como todos los que les rodean, especialmente sus hijos. Sin embargo, se debe destacar que el amor es lo que les une, y ellos son conscientes de la importancia que tiene para los hijos que los padres estén unidos y de que éstos se lleven un buen recuerdo de los padres.

Con un final que no dejará indiferente, Maria Sødahl consigue en su segundo largometraje hacer experimentar al espectador el sufrimiento y la incertidumbre que viven los personajes y empatizar profundamente con ellos, llevándoles a reflexionar sobre las propias vivencias.