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La alegría de las pequeñas cosas

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

Basada en las novelas de Francesco Piccolo Momentos de inadvertida felicidad y Momentos de inadvertida infelicidad y dirigida por Daniele Luchetti, autor de los dramas La nostra vita (2010) y de Mi hermano es hijo único (2007), este viernes se estrena en la salavirtualdecine.com su última película, esta vez una comedia de elementos fantásticos.

Paolo va en su moto a trabajar y tiene un accidente que acaba con su vida, pero por un error muere 90 minutos antes de lo que debería. Cuando los funcionarios del más allá se dan cuenta de su error, le dicen a Paolo que dispone de esa hora y media de más para hacer lo que desee y le devuelven a la tierra.

Comedia de realismo mágico, con buen ritmo e historia amable que pretende reflejar la condición existencial de una pareja media: casa, trabajo, educación de dos hijos, algún amante ocasional o algún posible amante por ambas partes (más por parte de él que por ella), los recuerdos imborrables del amor platónico de la infancia, etc. Toda esa amalgama de evocaciones son un buen contexto para pensar y retornar a lo verdaderamente importante en la vida cuando el tiempo que resta es muy escaso. Esta es la premisa de la película: ¿qué harías si te quedaran noventa minutos de vida? En el contexto que estamos viviendo estos meses con la pandemia del Covid-19 uno se sentirá más que interpelado por esta película que habla de lo verdaderamente trascendente en la existencia.

Es entonces cuando, como refleja la historia, hay una vuelta a la familia, a quien principalmente se dedica ese tiempo final, hay también en el ocaso vital una mirada más tierna y comprensiva a los amigos de siempre, junto a una reflexión sobre asuntos irrelevantes que despiertan nuestra curiosidad, en el caso del protagonista son preguntas nunca respondidas como: ¿se apagará de verdad la luz de la nevera cuando se cierra la puerta?  ¿O por qué el de la gasolinera siempre dice “un poco más adelante” justo cuando has apagado el motor? ¿O por qué el primer taxi libre de las paradas italianas es precisamente el último de la cola?

Lo mejor de la película esos pequeños momentos en familia, hechos de discusiones absurdas, reflexiones menudas, miradas entrañables y silencios mágicos. Hay en la historia reflexiones sobre la guerra de sexos, la comodidad masculina es criticada de forma agria por la hija adolescente y con cierta  ternura por la pareja: sí, haces mal en esperar sentado a la mesa a que te llegue la comida, pero eso no te convierte en un macho tóxico, sino en alguien que debe cambiar y a quien se le quiere, a pesar de esos vicios atávicos.

En esos momentos finales son escasas las condenas y los juicios de valor hacia los otros, lo que es de agradecer, aunque a veces la película roza un exceso de buenrrollismo que parece justificar demasiadas cosas y eximir de algún modo a cada uno de su propia contienda particular contra aquello que sabemos que, sí o sí, debemos cambiar.

En definitiva, una película divertida, con una buena premisa, momentos en los que uno se sentirá identificado y que provocarán más de una risa, todo ello con una sugerente sorpresa final, habitual en el cine de Luchetti.

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