Crítica
Público recomendado: +16
Gracias a la distribuidora A Contracorriente, llega a nuestras salas de cine el largometraje La extorsión, segunda película de ficción del argentino Martino Zaidelis, reconocido por su estilo para la comedia y la dirección en series de producción argentina. En esta ocasión se atreve con un thriller dramático que torna desde el fino humor argentino hasta el sofocante nerviosismo y suspense motivado por una trama de corrupción en los servicios de inteligencia del país y la policía aeroportuaria. Estrenada en Argentina hace un año en la plataforma HBO Max, el título se convirtió en la producción original argentina más vista en su catálogo para Latinoamérica, según informó HBO.
Alejandro Petrossián es un veterano piloto aeronáutico de vuelos comerciales, argentino, afincado en un barrio de clase alta en Buenos Aires, casado con una bella azafata, notablemente más joven que él, que lleva una vida feliz, cómoda y convencional, hasta que un día, una llamada telefónica pone toda esta seguridad en jaque.
Nuestro actor protagonista, Guillermo Francella, es conocido y adorado por todos los argentinos y Martino Zaidelis lo sabe. Si hay algo que destaca sobre todo es su extraordinaria interpretación, maestro del thriller y el drama argentino, hace suya la historia hasta el punto de que el percibimos el ochenta por ciento de la tensión narrativa a través de su mirada, contenida entre el asombro, la preocupación y la deliberación. Unos implacables ojos azul turquesa muy abiertos expresan más allá de lo que podría ser dicho con palabras o con personas secundarios. Lo hemos visto en ya clásicos del thriller argentino: El secreto de tus ojos (Juan José Campanella, 2009), El clan (Pablo Trapero, 2015), El robo del siglo con Diego Peretti (Ariel Winograd, 2020) y la serie El encargado junto a Adriana Aizemberg (Mariano Cohn y Gastón Duprat, 2022) entre muchas otras.
El espectador seguirá con esmero la ficción -cargada de realidad- y no se aburrirá ni se cansas en ningún momento. Martino Zaidelis nos regala 105 minutos de entretenimiento con mayúscula, de conspiración sin roturas, rodada con gran verosimilitud, sin grandes pretensiones ni artífices anormales, lo que consigue que el asistente se enganche desde el principio sintiéndose identificado con el protagonista y con el mundo que le rodea. Artísticamente no tiene profundidad, técnicamente es académica, convencional, a excepción de dos planos que vemos inclinados, quizás como un anticipo de un giro dramático próximo. Una película ideal para desconectar, dejarse llevar por la trama, que cabalga entre la ficción y la realidad, y disfrutar de algo esencial en el séptimo arte: el entretenimiento, la expectativa o curiosidad llena de ansiedad por parte del espectador por saber qué ocurrirá en la trama a continuación.
Rosa Die