Crítica

Público recomendado: +18

Eva (María León) y Carmen (Victoria Abril) son dos mujeres con cáncer que esperan el resultado de su última quimioterapia. Para sobrellevar la espera deciden hacer un viaje, al que les acompañará Mar (Silvia Alonso), amiga y compañera de piso de Eva. En ese viaje tratarán de cumplir sus sueños -bastante peregrinos en general-.

El tema no es nada original, pero tiene un pase. Por un lado la cuestión de los enfermos de cáncer, y por otro, la lista de deseos que cumplir antes de morir. Ambas cosas tratadas ya en el cine contemporáneo con títulos muy dignos (Maktub, Mi vida sin mi, Vivir para siempre, Elegy, Ma ma…). Sin embargo, lo que lastra más la película es la omnipresencia en su guion de los temas estrellas de la agenda cultural de la corrección política. Ese diseño calculado para contentar audiencias de clones pesa más en el film que la autenticidad de la vida que reclamaría una película de esta temática. Por eso hay poco de creíble, el humor está enlatado y todo es previsible. El barco no se hunde porque las actrices son buenas, con una Victoria Abril que encarna al personaje más aceptable. La cinta destila buenismo por todas partes y no lleva al fondo el drama que se trae entre manos. Se agradece un cierto elogio de la maternidad en el personaje de Mar, y el retrato de un matrimonio ejemplar en el caso de Carmen, posible huella del productor Adolfo Blanco.

La cinta la dirige y escribe Álvaro Díaz Lorenzo, curtido en comedias como Los Japón o Dios mío, dame paciencia. En fin una ocasión perdida  para hacer una potente comedia dramática, que se queda en un mero entretenimiento para pasar el rato.