Crítica:
Público recomendado: Mayores de 18 años
Basada en hechos reales, La lista de Schindler no tardó en consolidarse como la gran película sobre le Holocausto y aquélla con la que su director Steven Spielberg, el rey midas de Hollywood, demostraba al mundo entero que era capaz de realizar una película histórica y durísima con la misma mano maestra con que rubricaba todas sus obras de puro entretenimiento. El resultado es una película redonda aunque exageradamente dura y enfática, sobre uno de los más terroríficos dramas que han marcado a la Humanidad: el Holocausto judío y con la que el actor irlandés Liam Neeson demostraba el magnífico intérprete que es. La manera en que quedan animalizados los nazis de las SS es seguramente el proceso de degradación moral más impactante de la película, que no sólo se limita a contemplar cómo los hombres que tenían el poder durante la guerra abusaban de los judíos y los torturaban y mataban sin piedad, sino que además toma partido mostrando ese horror como la consecuencia de una sociedad sin Dios que dejó al pueblo alemán sumido en la oscuridad y el desamparo. La falta de asidero moral de sus personajes es casi tan dolorosa como la muerte de cada uno de los judíos a sus manos de modo que en todas esas horribles escenas es difícil saber qué es más doloroso, si el asesinato o tortura de los judíos, o la frialdad con que acometen esos actos los propios nazis.