Crítica
Público recomendado: +18
“Te lo dice Lady Day. Si alguna vez alguien trata de convencerte de que la droga ayuda, pregúntale si cree saber sobre la droga algo que Lady Day no sepa”. Son líneas escritas por la propia Billie Holiday en su autobiografía Lady Day sing the Blues. Y de esto tenemos ración y media en la película Los Estados Unidos contra Billie Holiday. Se trata de la compleja narración de una cruenta lucha que tomó carne en Billie Holiday, una de las grandes divas de la música negra de la primera mitad del siglo XX y cuya enorme influencia es difícil de medir con los estándares de las estrellas del pop actual, seguramente menor. La lucha era una lucha centenaria que parece no haber cicatrizado aún, la de la esclavitud, la posterior segregación y los horrores de aquella situación: marginalidad, brutalidad, violencia y linchamientos de la población negra, todo ello con una supuesta justificación acerca de la superioridad de la raza blanca y el supuesto influjo perverso de la raza negra. Y como la subtrama que se alza con el protagonismo, tenemos la relación de Lady Day -Billie Holiday- con las drogas, que ha alcanzado posiblemente, un peso desmedido, escorando excesivamente la narrativa de la película.
Billie Holiday es una artista muy incómoda para el establishment de los hombres blancos (los “wasp”) que dominan la vida política y económica de los USA. Su numeroso público, tanto blanco como de color, es visto con inquietud por los poderosos; los mensajes de la música de la estrella calan demasiado en el público y su mensaje es “subversivo”. Billie canta una “peligrosa” canción: Strange fruit, una de las canciones más dramáticas de todos los tiempos: el “fruto extraño” son los cuerpos de los negros linchados y ahorcados que quedan colgados de las ramas de los árboles. Como no se puede perseguir a una artista por cantar una canción, el fiscal, Harry Anslinger -que estuvo activo en la Agencia Federal Antidroga durante décadas-, decide perseguirla por consumo de drogas, al negarse ella a delatar a sus proveedores.
Con perfiles más borrosos que Anslinger, retratado como hombre sin escrúpulos, cruel y fanático, tenemos a Jimmy Fletcher, uno de los primeros agentes federales de color que vive una relación ambigua con respecto a Billie Holiday; está convencido de que las drogas son una amenaza para la población negra, por lo que colaborará para hacer caer a Lady Day, pero a medida que se acerca a ella, se replanteará en qué lado debe estar: si con los suyos de verdad, la gente negra, perseguida y acosada, o con los otros, los blancos que ostentan el poder y mantienen a su gente en la marginalidad.
Lee Daniels ha decidido poner toda la vida de Billie Holiday ante la cámara, también las sombras, sin lenitivos, las contradicciones, ambigüedades. Mujer que sufrió en carne viva violaciones, maltratos, desengaños, conserva una enorme humanidad y dignidad: ella no puede verse a sí misma como una mera entertainer, ella es también la voz de sus hermanos perseguidos, golpeados y asesinados; pero es también la mujer que a veces cae y no puede seguir siendo el sostén de su troupe.
La película va desgranando cómo la personalidad de Billie Holiday llevaba en su interior todo esto: violencia sufrida de niña, el ambiente de la marginalidad y prostitución en el que se crio con su madre, haber presenciado linchamientos, etc., y cómo las drogas parecen ser la única salida de una existencia marcada por el horror. Pero la salida del dolor, en el caso de Billie Holiday, también se produce por su música. Billie Holiday es una de las grandes cantantes de una época que fue rompiendo, a través de los escenarios, las barreras de la segregación. La radio hizo imposible que hubiera música de blancos para solo blancos o música de negros para solo negros. La radio hizo que la población blanca adorase la música blues, jazz, y acabó dando paso a la preponderancia del estilo conocido como r’n’b, (ryhthm and blues, el término acuñado para superar el concepto “race music”). Lee Daniels ha querido rendir homenaje a Billie como lo que considera que es: madrina y precursora del movimiento de los derechos civiles. Para él es una película que llega a tiempo, porque siempre es tiempo de hablar de estos temas, lo era hace cincuenta y veinte años, lo es hoy, y lo será dentro de veinte y cincuenta años. Con todo su dolor, la vida y la música de Billie Holiday sigue dando fruto.