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Los informes sobre Sarah y Saleem

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: Adultos

Muayad Alayan (Kuwait, 1985), director y productor de Los informes sobre Sarah y Saleem  es un cineasta afincado en Jerusalén. Ha ganado dos premios Best Arab Narrative film y ha sido varias veces nominado a los premios First Feature en la Berlinale, el Seattle Film Festival, el Taipei Film Festival y otras muestras importantes de la escena cinematográfica. Estudió en San Francisco y marchó a Palestina, donde confundó PalCine Productions y los Palestine Film Meetings. No debe, pues, sorprendernos la vocación de militancia que inspira esta película y que el propio director reconoce: “queríamos alejarnos de las obras de cariz romántico en el cine y en otras expresiones artísticas que emplean narrativas idealizadas sobre palestinos e israelíes acercándose, pero que demasiado a menudo ignoran la realidad sobre qué es lo que les separa, y sobre los opresivos sistemas creados para prolongar su segregación”. Uno no sabe si entre esos “sistemas” Alayan incluía el terrorismo de ciertas organizaciones palestinas.

Así, Los informes sobre Sarah y Saleem  parte de una peligrosa relación amorosa. Sarah regenta un café en Jerusalén, es judía y está casada. Saleem es palestino, es repartidor y también está casado. Todo se complica cuando, a raíz de una operación del ejército, las autoridades israelíes sospechan que Saleem no es quien dice ser. Todo esto parecía augurar una buena película de intriga.

Sin embargo, lo que vemos es un repertorio de los tópicos habituales del cine sobre el conflicto palestino-israelí. Durante los 127 minutos que dura este largometraje, desfilan por la pantalla los estereotipos que, lejos de reflejar la realidad, la simplifican y la distorsionan. El lector se puede imaginar la retórica de los ricos contra los pobres, los fuertes contra los débiles y tantos marcos narrativos que, desde “La batalla de Argel” hasta hoy, encontramos de forma recurrente en el cine sobre conflictos y terrorismo. Si el director pretendía contar la historia de Jerusalén a través de esta trama de infidelidad y dolor, la ciudad tres veces santa merecía otro relato.

Lo más valioso de la película es, sin duda, el drama de esta relación doblemente intoxicada por la política y por la infidelidad. Es difícil no conmoverse con estos dos personajes que se hacen daño el uno al otro. También son rescatables la fotografía y la dirección de actores. Tal vez si el director hubiese optado por un drama sin tintes políticos hubiese obtenido un resultado mejor. Desde luego, la intensidad de la trama afectiva pedía una mirada más humana y menos militante. Por desgracia, sólo podemos juzgar lo que hemos visto.

Los informes sobre Sarah y Saleem  es una película decepcionante. El argumento parece atractivo y, quizás, con una menor intención de militancia y una mayor vocación artística podría haber sido un buen «thriller» político. Sin embargo, se queda en una película más de militancia y activismo. Hay muchas como ella.

Una pena.

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