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Los pequeños amores

Crítica

Público recomendado: + 18

Teresa cambia sus planes de vacaciones para ayudar a su madre, que ha sufrido un pequeño accidente. Madre e hija pasarán juntas un verano de lo más sofocante, en el que no conseguirán ponerse de acuerdo ni en las cosas más triviales. Sin embargo, la obligada convivencia removerá más de lo esperado y en las noches estivales Teresa vivirá momentos reveladores junto a su madre.

Maravilloso acompañamiento de lo más liviano, de los pequeños detalles domésticos y cotidianos, y del humor, de los pequeños amores y del drama de la vida. La complicidad de dos mujeres Adriana Ozores (la madre) y María Vázquez (la hija).

El grandísimo mérito de esta película, una pequeña gran joya sobre la familia, es su narrativa íntima, contada con una sensibilidad sin pretensiones, que enamora. Sobre lo que es cuidarse los unos a los otros, sencillamente.

Porque se echa de menos contar la familiaridad de la familia más corriente, algo que quizá hoy, hartos de leer y ver y vivir disfuncionalidades, parece como salido de otro planeta. Pero no, es lo normal. Celia Rico hace normal lo más cotidiano y rescata algo que estaba ahí pero no lo veíamos, de tan tenue y exento de artificio.

La directora ha conseguido en dos películas, por un lado “Los pequeños amores”, con unas soberbias Adriana Ozores y María Vázquez, mostrarnos por la rendija de lo más cotidiano, el reencuentro de madre e hija por un accidente que deja a la madre en silla de ruedas. Y al final, -¡qué perogrullo!- qué es ser hija y qué es ser madre. Y por otro, en “Viaje al cuarto de una madre”, sin embargo, se nos desvelaba la maternidad, la madurez, la soledad, la separación y la feminidad.

Algunos han querido descubrir un cambio revolucionario en el cine español al hablar de la familia. Un proceso de identificación, de reconocimiento y de comprensión. Con un ritmo interno logradísimo, podemos seguir la evolución de los personajes con humor a través de diálogos muy breves y sugerentes. La épica y la lírica de esos “grandes héroes” capaces de renuncias en silencio por las personas que quieren. Y la sutil existencia real de esa zona de seguridad que es el hogar: un lugar en el que la confianza se reconstruye y el mundo parece menos peligroso, más doméstico e ilusionante. El toque de gracia de preferir reformar la casa antes que tirar todo el edificio.

María Molina

https://www.youtube.com/watch?v=MdtIHNBq0Ew

 

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