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Los reyes del mundo

Caratula de "Los reyes del mundo" (2022) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +13

Ganadora de la Concha de Oro en el festival de cine de San Sebastián y candidata por Colombia para los Oscar, nos llega una hermosa y dura historia, que narra el viaje de un grupo de jóvenes, desde la peligrosa ciudad de Medellín, hasta un lugar cercano a las montañas, donde a la abuela del protagonista le arrebataron un pedazo de tierra. En la película, llegar a esa “tierrita” es la razón de ser y el deseo del corazón de estos jóvenes que, sin darse cuenta, terminan anhelando el mismo “Cielo”; ese lugar donde todos seamos iguales, donde haya justicia y se pueda vivir en paz.

Existe una relación entre pobreza, miseria y criminalidad. Y Latinoamérica lo conoce muy de cerca; países llenos de grandes recursos naturales y con una herencia cultural poderosa, terminan eclipsados por noticias sobre delincuencia, falta de seguridad en las calles y mucha criminalidad. La propia directora de la película, Laura Mora, se refugió en el cine para superar el dolor por el asesinato de su padre, con la interesante y también premiada, Matar a Jesús (2017).

Pero la película no es solo eso, mostrar injusticias, sino también “mostrar misericordia”. Son pocas las paradas que hacen estos jóvenes en su viaje existencial; pero vale la pena destacar el encuentro con un anciano sabio, que les aconseja, y el poderoso y evangélico encuentro que tienen en una especie de prostíbulo. Por un lado, unas mujeres que quizás sean madres, y sus hijos estén secuestrados por las guerrillas; y, por otro lado, estos jóvenes sin padre, ni madre, que huyen tratando de salvar sus vidas y de ser felices. Brutal el baile de ambos, abrazados, expresando el dolor del corazón, y el anhelo por ser queridos y tener una familia. Y todo esto, envuelto en un contexto siempre amenazador, racista e injusto, donde no parece haber espacio para la esperanza.

Sin embargo, y a pesar de todo, la directora plasma con finura y poesía visual, esa esperanza y trascendencia durante todo el camino. Una gran fotografía y la naturalidad de unos actores sin experiencia, lo realzan todo. Interesante ver a los chicos mirando el horizonte y expresando en “voz en off” todo lo que desean, sienten y piensan. Muy hábil por parte de Laura Mora expresar los distintos caminos a los que la violencia te lleva; inteligente esa segunda parte, que deja abierta la interpretación final, para que el espectador se mida también, con lo que le interpele de la historia. Por ello, la película termina siendo una experiencia vital para quien se la tome en serio.

Un retrato inteligente y poético sobre la realidad de Latinoamérica y la “mochila de heridas afectivas” de tantos inmigrantes que huyen de allí, y que, ahora, conviven con nosotros en todas partes del mundo. Como dice la propia directora, Laura Mora: “Para mí los reyes del mundo tienen que ser todos los sin tierra. Para mí esos son realmente los reyes del mundo, porque son los que sobreviven a pesar de todo, los que permanecen insultantemente vivos, los que celebran la vida a pesar de la dureza del mundo“. Por eso, no es tanto una película de personajes como la historia de un pueblo que sufre, representado por un grupo de jóvenes en búsqueda.

Los reyes del mundo fue premio Signis, la asociación católica mundial para la comunicación, por poner el foco en los más débiles de la sociedad y gritar visualmente, con firmeza y trascendencia, que más allá de las injusticias está el deseo del corazón, un anhelo expresado narrativamente con esa “tierrita” y un sentido trascendental, simbolizado por ese hermoso caballo blanco, un “gesto angelical” que bien podría ser Gilda, la abuela que acompaña a su nieto en toda su aventura.

Si hay algo que define nuestra época posmoderna es justo ese desencanto, esa falta de gusto por el vivir, esa falta de confianza que alcanza a muchos sectores de la sociedad: la falta de credibilidad de los políticos, la corrupción que siempre aparece, la religión que a veces parece “moralismo” o las relaciones íntimas de “aquí te pillo y ya”, que reducen sin éxito el deseo grande del corazón. En ocasiones vivimos aletargados, como insensibles y al mismo tiempo, deseosos de que alguien nos puede desbloquear. Pues bien, aquí tenemos una propuesta, una vacuna para este virus de la indiferencia, la película colombiana Los reyes del mundo, de Laura Mora.

Una road movie de cine social, quizás para un público más culto que guste de un ritmo menos comercial, que no solo no deja indiferente, sino que te invita y abraza con una historia aún actual y vigente. Sin duda, una de las mejores películas del año. No se la pierdan.

 Carlos Aguilera Albesa

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