Crítica
Público recomendado: +15
No es nada habitual, y sí verdaderamente excepcional, que el mundo comercial de los libros, en su vertiente más extendida de best-seller, sea el protagonista en la gran pantalla. Son raros los filmes, y seguramente contados los títulos cinematográficos que abordan esta temática. Hay que agradecer al director francés Régis Roinsard que se haya atrevido a filmar Los traductores, su segundo filme tras Populaire en 2019.
La historia, de la que también es coguionista Roinsard, junto con Daniel Presley, Romain Compingt, comienza cuando el editor Eric Angstrom (Lambert Wilson: La vaca, Perros rabiosos, Moliere en bicicleta…) convoca a nueve traductores de distintas lenguas a poner en la de cada uno de ellos el último texto de un afamado escritor de superventas con el fin de que realicen en un tiempo record la traducción del manuscrito y evitando cualquier filtración al exterior (el sitio está vigilado y custodiado por guardias de seguridad). Pero a pesar de las precauciones establecidas, al siguiente día, las diez primeras páginas han sido publicadas en prensa y en otros medios de comunicación, y quien lo ha hecho, exigirá paulatinamente al editor millones para no seguir acudiendo a los medios y desvelar los siguientes capítulos del volumen. De ahí en adelante, Angstrom se centrará en los nueve traductores como principales sospechosos y no cejará hasta averiguar cuál o cuáles de ellos es el responsable o los responsables de lo que sucede.
Así la vida en la hacienda-bunker se va corrompiendo en las cuestiones más cotidianas, como vigilar a los traductores, o agredir a algunos de ellos por parte de los esbirros que Angstrom ha contratado, suprimir las comidas, apagar la calefacción, dejarlos sin luz y un largo etcétera con el fin de minar su consistencia y delatar a algunos de los compañeros y compañeras.
Régis Roinsard mantiene el suspense en su historia, aunque va dando pistas, al estilo de las novelas de Agatha Christie, de quien o quienes son los responsables de la filtración del best-seller a los medios. Aparte de mantener el suspenso, el director galo ha sabido contar con un nutrido grupo de actores de renombre -a quienes dirige bien-, como Olga Kurylenko (La muerte de Stalin, El maestro del agua, To the Wonder…) en el papel de Katerina Anisinova, Alex Lawther (Departure, Black Mirror: cállate y baila, Historias de fantasmas…) en el papel de Alex Goodman y Eduardo Noriega (El último desafío, Una pistola en cada mano, El mal ajeno…) en el papel de Javier Casal.
El desarrollo del filme va aportando datos y escorzos de la personalidad de cada uno de los traductores que favorece que el espectador se implique con ellos para descubrir quien ha urdido la trama para sabotear la aparición del libro.
Como telón de fondo, que no ha querido dejar en el tintero Roinsard, propone, entre otros aspectos, la ausencia de buena literatura entre los libros superventas, cuyos editores tienen que inflar el producto con millonarias campañas publicitarias mundiales, convirtiendo originales dignos de ser conocidos y leídos en textos trufados de clichés al socaire de los tiempos que corren en nuestra sociedad consumista.