Crítica
Público recomendado: +16
Cuando pensamos en la película Luna de miel para tres, nos viene a la mente la imagen de una jovencísima Sarah Jessica Parker acompañada de Nicolas Cage y del aclamado James Caan en la ciudad de Las Vegas.
Sin embargo, esta nueva entrega poco tiene que ver con la del 92, que, a pesar de no haber sido un éxito, su reparto y el argumento son muy superiores a la estrenada este año. Honeymoon, que así es su título original, es la nueva película del director británico Dean Craig.
Nos situamos en Venecia, Adam y Sarah están disfrutando de su luna de miel, pero por desgracia no están solos. Bav, el mejor amigo de Adam trastocará todos sus planes y conseguirá que la joven pareja recuerda de por vida su viaje de novios.
Aunque la película no dispone de las herramientas necesarias para conseguir captar la atención del público, ya que tanto los actores como el propio guion son bastante mediocres, hay un aspecto del largometraje por el que merece la pena ojearla.
Y es que, Luna de miel para tres es un canto a la amistad, una oda a aquellas personas que, sin compartir con ellas lazos sanguíneos, consiguen convertirse en familia, en hermanos, en apoyo. En ocasiones, me gusta sentarme en el sofá de casa y releer la historia de por qué el amor es ciego y la locura siempre le acompaña; para quien no la haya leído, hacedlo, merece la pena.
A mí me gusta creer que el amor es aquella brasa que queda encendida y que nunca se apaga, pase lo que pase y pese a quien le pese. Pero al amor hay que cuidarle y quererle. El amor debe ser un vínculo inquebrantable, una unión eterna de dos almas que se protegen mutuamente.
Considero que el mundo no es un lugar destinado a competir, sino a compartir. Al fin y al cabo, debemos saber querernos a nosotros mismos para que pueda llegar el día en el que sepamos cómo amar a los demás y de esta forma, ser capaces de entregarnos al amor y a la amistad.
Ángela Taltavull