Crítica

Público recomendado: +16

De Francia nos llega este drama con envoltorio de thriller y con ecos -remotos- de Hitchcock. Judith es una mujer de la que enseguida el espectador comprende que lleva una doble vida insostenible. En Francia tiene una familia y en Suiza otra. Con la coartada de su trabajo como intérprete, que le obliga a viajar continuamente, va alterando una vida familiar con otra, en un equilibrio imposible que le va minando psicológicamente. Cómo se ha llegado a una situación tan inverosímil es algo que iremos descubriendo a medida que la película se acerca a su final.

Al margen del suspense, que mantiene incómodo al espectador casi hasta el final, lo verdaderamente interesante es el drama de una mujer que por no querer renunciar a nada lo pierde todo. Por otra parte la película ilustra cómo una vida construida sobre mentiras es autodestructiva y destruye también a los de alrededor.

Ella es el reflejo de una sociedad que pone el sentimiento el centro de gravedad de la vida. Una sociedad en la que se está dispuesto a pagar cualquier precio para conseguir el sentimiento deseado.

Virginie Efira, una de las actrices más elegantes del cine francés, encarna a la perfección a esta mujer, sofisticada por fuera pero rota por dentro. También destaca la presencia del actor español Quim Gutiérrez, espléndido como siempre, en el papel de una de sus parejas. La película de Antoine Barraud fue muy bien acogida en el Festival de Venecia.