Crítica

Público recomendado: +16

Elena es una madre que pierde a su hijo de seis años en una playa de Francia por culpa de su ex pareja y padre del niño. Han pasado los años y Elena se ha trasladado a la zona, obsesionada por encontrar a su hijo. La vida transcurre más o menos cotidianamente, hasta que Elena conoce a un joven de 16 años que le recuerda a su hijo.

Secuela del multi premiado corto “Madre” (2018) con el que arranca la película. Sorogoyen sigue su narración, lenta, premiosa a veces, retratando la tragedia de una madre que espera sin esperanza lo imposible. Como hizo en su corto, aprovecha grandes panorámicas para generar una sensación de algo inabarcable y al mismo tiempo opresivo. Una luz poderosa aunque siempre sombría. La película es todo contrastes imposibles, que reflejan, de manera metafórica, pero muy tangible, el oscuro mundo de contradicción en el que vive la desesperanzada Elena. El encuentro con el joven Jean, quien le recuerda a su hijo Ivan, levantará una capa de dudas, que parecían haber desaparecido.

Sorogoyen y su guionista Isabel Peña ponen mucho cuidado en no dejar claras las emociones de ninguno de los protagonistas,jugando al límite con la paciencia del público, muy necesitado de respuestas ante la inquietante trama. La decisión de correr este tipo de riesgo, es ya marca de fábrica de Sorogoyen Los desconcertantes finales de Stockholm y El Reino son un buen ejemplo de ello.

El caso es que el director no pretende hacer una película policíaca, ni si quiera de suspense, algo que hubiera sido muy lógico dado el climax del “corto/ arranque/” de la película. La pregunta de qué le ha pasado al niño sobre vuela todo el tiempo sobre la cinta. Pero el director se inclina por realizar una película muy emocional (que no emocionante).

Es esta una de las películas mas inquietantes de este interesante director que maneja la cámara con mucha audacia y solvencia. Los largos planos de una absolutamente increíble y perfecta (interpretativamente hablando) Marta Nieto paseando por la playa. Los primerísimos planos de Jean que parecen hacer hablar a la cámara “¿Será mi hijo?”, los momentos de tensión con la familia de Jean… todo ello habla de una película muy introspectiva, en la que en ocasiones, parece perder fuelle por lo irresoluble del conflicto. Esto puede hacer que para un público que busque más acción le deje insatisfecho las derivas de la cinta.

Sin embargo la película habla en el fondo de cómo se puede superar una tragedia como la que vive la madre protagonista, que sólo pasa por la reconciliación y el acompañamiento.