Crítica:

Público adecuado: Jóvenes, adultos.

El director Peter Berg sorprendió gratamente con su anterior película, El único superviviente, en la que narraba un caso real ocurrido durante la invasión de Afganistán.

La combinación de una brillante puesta de escena en las escenas bélicas con un adecuado desarrollo dramático de los personajes fue la receta de aquel éxito, una fórmula que Berg ha aplicado en Marea negra.

En abril de 2010, la plataforma petrolífera Deepwater Horizon es la más importante del Golfo de México por su tamaño y profundidad. Sin embargo, los directivos están frustrados por los retrasos debidos a problemas técnicos, y ordenan una serie de pruebas que acaban ocasionando el mayor desastre ecológico en la historia de EE.UU.

Al igual que El único superviviente, Marea negra está basada en un caso real reciente, y nuevamente Berg ofrece con su visión de los hechos un retrato de heroísmo. Así, volvemos a encontrar un medido balance entre acción espectacular y desarrollo de personajes: después de una primera fase de presentación de personajes y conflicto, necesaria para empatizar con los protagonistas del suceso, asistimos a la impresionante catástrofe, mostrada de forma impecable y apabullante. Sin embargo, la presentación del accidente no es frivolizada en ningún momento, Berg no la instrumentaliza de forma amarillista, sino que en todo momento, a pesar de lo espectacular del suceso, hace sentir al espectador las implicaciones dramáticas de lo acontecido.

Quizás el mayor problema de la película es que deja varios asuntos en la superficie en los que no llega a profundizar, como la reflexión sobre la avaricia corporativa que llevó al desastre de la Deepwater Horizon, o las historias de fondo de algunos personajes secundarios. Sin embargo, se presta especial atención al importante aspecto familiar del protagonista, que brinda al espectador el aspecto humano aplicable a cada uno de los implicados.