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Mientras dure la guerra

Caratula de "" () - Pantalla 90

 Crítica

Público recomendado: Jóvenes

Llega a nuestras pantallas la nueva película de Alejandro Amenábar, su primer acercamiento al tema de la Guerra Civil española, y parece inevitable que se hable más de ella por los aspectos políticos que por sus valores cinematográficos, que sin duda posee.

Mientras dure la guerra nos sitúa en los primeros meses tras el alzamiento militar de 1936, siguiendo en paralelo los sucesos en Salamanca, donde el escritor Miguel de Unamuno se posiciona a favor del levantamiento, y el proceso por el que el General Franco se pone al frente del bando nacional y se convierte en Jefe del Estado.

Para poder valorar la película desde el punto de vista cinematográfico, es mejor despachar de antemano el tema ideológico: como el propio Amenábar ha reconocido, la película no pretende ser equidistante entre los dos bandos. El director toma partido por los republicanos, y a fin de cuentas su historia refleja cómo Unamuno cambia su posición inicial frente al alzamiento militar, culminando en el famoso (a pesar de que por desgracia no está documentado) discurso en el Paraninfo de la Universidad del 12 de octubre, donde supuestamente se enfrentó al General Millán Astray.

Pero el hecho de que la película se posicione frente al conflicto no quiere decir que caiga en el maniqueísmo o la caricatura. Es cierto que no es lo mismo contar que mostrar, pero lo cierto es que algunos personajes incluso hablan de la persecución religiosa y de otras atrocidades en el otro bando.

En cualquier caso, dejando de lado la inevitable controversia política, lo cierto es que Amenábar ha conseguido realizar una buena película, seguramente la mejor desde que rodara hace ya 18 años Los Otros (The Others, 2001). Tiene la inteligencia de sostener buena parte de la película en la prodigiosa interpretación de Karra Elejalde, que dota a su personaje de Unamuno de matices y humanidad. Pero tampoco se resiente la parte de los generales, donde se construye un retrato de Franco bien fundamentado dramáticamente (no necesariamente históricamente) y alejado de la caricatura fácil.

El crescendo dramático de la historia genera un buen ritmo narrativo que mantiene el interés del espectador en todo momento. Y el trabajo detrás de la cámara de Amenábar resulta muy hábil, echando mano de su admiración por Spielberg para dotar de énfasis a momentos aparentemente pequeños, y servirse del espacio fuera de campo para generar suspense e interés. Para un espectador que no vea la contienda española como algo propio, la película puede resultar simplemente una historia humana interesante y bien contada.

Finalmente, Mientras dure la guerra se convierte en un lamento por la incapacidad de los españoles para convivir aceptando sus diferencias, más que un panfleto de adhesión a uno u otro bando.

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