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Mientras estés conmigo

Caratula de "Mientras estés conmigo" (2020) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: Todos los públicos

Película estrenada en plataformas

Los espectadores españoles no hemos oído hablar de Jeremy Camp; se trata, sin embargo, de una celebridad en el panorama de la música cristiana en los USA. Sus álbumes han tenido ventas millonarias y sus canciones han sido traducidas a muchas lenguas y se cantan en innumerables servicios religiosos (pertenece a una confesión protestante) por todo el mundo. I still believe es parte de su historia, una historia que se sigue escribiendo y que deja como una de sus nuevas obras esta excelente película, que arranca con la entrada de Jeremy en la Universidad, donde va a formarse como teólogo, quizá para seguir los pasos de su padre que es pastor y que es el que ha detectado en Jeremy un verdadero don para la música.

En la Universidad Jeremy conocerá a las dos personas que van a cambiar su vida: Melissa, de quien se enamora a primera vista, y Jean-Luc, cantante cristiano cuya carrera está en la cima. Melissa y Jeremy comienzan una relación llena de altibajos y ambigüedades, a la sombra del gran artista, hasta que la enfermedad irrumpe, siempre inesperada, en sus vidas. Y junto a esta historia romántica, sazonada de música de alabanza y de oración, tenemos la historia de la fe, pero que es una historia de lucha, de coraje, de esperanza y de amor, del amor en sentido fuerte, no del fácil y pasteloso, sino del que llega hasta las lágrimas, hasta dejar a sus protagonistas en carne viva. Por eso, Jeremy compone I still believe, cuando las tormentas no han podido arrebatar la última brizna de la esperanza a la que nos aferramos los seres humanos.

Britt Robertson, en el papel de Melissa, está impecable, pero también podemos destacar a Gary Sinise, el padre de Jeremy, un papel lleno de humanidad y Shania Twain, la diva del country que sale, al parecer, de una gran depresión que la ha tenido alejada de los estudios y escenarios durante una década. La historia no pierde interés y el ritmo no decae en ningún momento.

Hay un tipo de crítica profana que achaca a las películas cristianas que hagan explícito su mensaje de fe, de superación y de confianza en Dios. Porque en el cine de corte confesional, normalmente protestante, hay mucho cuidado en dejar claro que Dios no es un mero valor, en afirmar que en las crisis, los creyentes necesitan agarrarse a una roca firme, la de Dios mismo, el Cristo vivo; porque el manual de autoayuda no es suficiente. Y esto es un obstáculo, un escándalo para algunos. Si una película muestra a alguien que pasa por un acontecimiento traumático en su vida (lo cual es puro reflejo de la realidad) y lo vive como parte de su relación con Dios (también esto es real como la vida misma, ¿o acaso es propio de marcianos?), parece como si se estuviera haciendo trampas o vendiendo mercancía averiada. Es defecto del crítico, sin duda, porque en el cineasta es una actitud consistente. A veces, también esta opinión de sospecha frente al mensaje explícitamente cristiano cala incluso entre una sensibilidad del crítico católico, pero eso es ya harina de otro costal. En cualquier caso, I still believe hace gala de su título, es una película sobre la fe, la fe viva y actual. Como lo han sido otros títulos como I can only imagine, también de la productora Lionsgate, y explícitamente cristiana, lo que no le impidió ser un éxito en taquilla.

Se dice habitualmente que la CCM (música cristiana contemporánea) -por las siglas con las que se conoce en los USA- es un verdadero universo paralelo al de la música profana, secular, o directamente, la música mainstream. Quiere esto decir que tan buenos como los grandes artistas de pop, r’n’b, rock, rap, etc. hay también grupos y artistas en solitario cuyas canciones son explícitamente religiosas. Y es un universo paralelo porque existe una verdadera industria que apoya y sostiene la carrera de estos artistas: radios, publicaciones, salas de concierto, premios, festivales, etc. Con I still believe este universo paralelo de la música cristiana nos va llegando, si bien, las distintas circunstancias culturales de Europa y de los USA ofrece cierta resistencia a la llegada de la música, pero no cabe duda de que se va abriendo camino.

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