Crítica

Público recomendado: +18

Siento decirlo abiertamente, y ojalá no fuera así, pero por desgracia, muchas de las películas que vemos en España dobladas al castellano degradan la calidad de los diálogos, y por ende, desfavorecen el guion, y menguan la credibilidad de los actores. Si bien este no es el principal motivo por el que Miller’s Girl funcione, podría ser un aliciente más en la catástrofe narrativa que acontece en la ópera prima de la estadounidense Jade Halley Bartlett.

El thriller, escrito y dirigido por la guionista norteamericana -que ya participó en el guion de Doctor Strange en el multiverso de la locura, de Marvel Studios- cuenta la historia de Cairo Sweet, una brillante estudiante de secundaria que se embarca en una odisea creativa cuando su profesor, Jonathan Miller, le asigna un proyecto literario que los enreda a ambos en una compleja trama. A medida que los límites se hacen difusos y sus vidas se entrelazan, el profesor y su protegida enfrentarán las versiones más oscuras de sí mismos.

Empecemos por el plato fuerte: Jenna Ortega. De la cantera de actrices infantiles de Disney Channel (Stuck in the middle, 2016-2018), con solo 21 años, esta joven ya ha protagonizado The Fallout (2021), Scream, X (ambas en 2022), Scream VI (2023) y su actuación estrella, el esperado spin off de la Familia Adams, Wesnesday, estrenada en Netflix en 2022. Tim Burton tuvo muy buen ojo cuando entregó el personaje de Miércoles a Jenna, su trabajo fue fantástico y sus dotes interpretativos favorecen y suman a una Miércoles enigmática, con fuerte personalidad y curiosa. Jade Halley Bartlett sabía perfectamente que protagonizara Miller’s Girl iba a ser el mayor atractivo para su primera película. No obstante, la ha dirigido en un registro muy similar al que ya vimos en Miércoles, y eso, aunque haya concordado bien con el perfil psicológico del personaje en Miller´s Girl, no ha aportado ninguna novedad.

Sin embargo, el espectador disfrutará de la puesta en escena, la composición en los planos y la atmósfera sí están conseguidos: Vemos colores verdes, azules, negro, grises en tonalidades oscuras, y un cierto estilismo gótico: la solitaria casa en el corazón del bosque, la niebla que invade el camino que recorre Cairo para ir a la escuela, los cuadros, candelabros, libros amontonados y demás elementos que abarrotan las paredes y muebles de los interiores, y la lluvia, esa lluvia que carga de dramatismo algunas de las escenas más controvertidas de la trama. Asimismo, la composición en los planos es adecuada y clásica, la directora juega más con los diferentes encuadres que con los movimientos de cámara.

Rosa Díe

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