Crítica
Público recomendado: +16
Varios han sido los géneros que han surgido en torno a posesiones diabólicas, obras maestras del género de terror como La profecía o La semilla del diablo; obras apocalípticas como la protagonizada por Arnold Schwarzenegger, titulada: El fin de los días y, por supuesto, todo lo que tiene que ver con la difícil e invisible labor de los sacerdotes, especializados en el tema, concentrado en tres películas: El exorcista, El exorcismo de Emily Rose o El rito, que tuvo en su reparto al oscarizado actor Anthony Hopkins (esta última muy cercana a la realidad).
En estas fechas se estrena Nefarious, una producción dirigida por el tándem formado por Chuck Konzelman y Cary Solomon, directores de Unplanned (una notable producción a favor de la vida y en contra del aborto). El argumento de esta producción gira en torno a un psiquiatra ateo, que tiene que visitar a un preso en el corredor de la muerte que está poseído por un demonio. Estas fueron las declaraciones de Cary Solomon: “Cuando éramos niños, a todos nos decían que los monstruos no existen. En realidad, era una mentira, porque hay monstruos y son muy, muy reales. No se parecen a los monstruos de la televisión o de las películas…, porque generalmente no se pueden ver. Al menos no del todo. Lo que puedes ver es lo que hacen. Estos monstruos tientan y corrompen, controlan y destruyen. ¿Su enemigo… y su presa?: nosotros. Son los ángeles caídos, las huestes demoníacas, los habitantes del infierno. Aquellos que fueron expulsados del cielo y que, en su amargura e ira, buscan destruir para siempre todo lo bueno. Inspirándonos en el personaje de la novela de Steve Deace, ‘Lord Nefarious’, un demonio maestro, comenzamos a preguntarnos cómo sería si alguien se sentara a conversar con un demonio así. ¿Y qué pasaría si, por razones propias, ese demonio decidiera decir la verdad absoluta desde su punto de vista? ¿Cuál sería la dinámica de sus razonamientos? De eso trata esta película. Si hemos hecho bien nuestro trabajo, después de ver esta película quedarás convencido de la existencia de una fuerza personal y sobrenatural del mal que impulsa las iniquidades de este mundo. Lo que decidas hacer con ese conocimiento dependerá de ti”.
Se trata de una producción basada en hechos reales (de ahí su valor) con excelentes interpretaciones de Sean Patrick Flannery como asesino y Jordan Belfi como psiquiatra. En esta producción, que no es de miedo, sino más bien de una intriga inquietante vemos como es Dios en su enfrentamiento contra el mal capaz de hacer milagros cuando todo parece perdido. El diablo es mostrado como un ser retorcido, que utiliza las debilidades del ser humano para hacer el mal y chantajear a las personas. No hay que perderse esta pequeña joya que sería un complemento ideal al excelente libro de C S Lewis: Cartas del diablo a su sobrino, recordándonos (como decía mi abuelo) que el Diablo sabe más por viejo que por diablo. Algunos críticos de cine han visto un intento de proselitismo por parte de los realizadores, pero cuentan una realidad existente y silenciada, sin alharacas ni efectos especiales, logrando mantener la tensión en un ambiente claustrofóbico, sin que parezca una obra de teatro, adaptada a la gran pantalla, porque siempre sorprende con algún giro argumental inesperado. La única pega, que se puede poner a este largometraje, es que la figura del capellán de centro penitenciario aparece un tanto desdibujada.
Víctor Alvarado