Crítica
Público recomendado: Familiar
Uno de los momentos más recordados de los primeros años de las televisiones privadas en España fueron la maravillosa Farmacia de guardia de Antonio Mercero en Antena 3 y El humor amarillo de Telecinco, pues bien las risas y sonrisas están garantizadas en la misma línea, ya que esos seres con el color del sol, conocidos como los minions, vuelven a la carga por enésima vez de la mano de varios cineastas que nos ofrecen una historia creada a partir de otra ya existente (spin-off), titulada Minions: el origen de Gru.
Esta producción nos explica el génesis de la franquicia de animación más taquillera de la historia (3500 millones de euros) que gira en torno al malvado Gru quien en su infancia sueña en convertirse en un miembro de la poderosa banda de villanos que responde al nombre de los Salvajes 6.
La terna de directores de esta producción la conforman, Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan del Val, que nos ofrecen una cinta donde, a diferencia de otras, predomina la acción frente al drama, acompañado del humor tan propio de estos entrañables, pero traviesos personajes. Las situaciones cómicas hacen referencias a multitud de películas como Tiburón y Encuentros en la tercera fase de Steven Spielberg o a las persecuciones y el humor de golpes y caídas (slapstick) del cine mudo y a la película de Peter Bogdanovich: ¿Qué me pasa, doctor?, en la que Ryan O´Neal y Babra Streisand vivieron mil aventuras en la ciudad de San Francisco.
Como ya hemos comentado, esta saga de animación es la gallina de los huevos de oro. Sin embargo, pensamos que no todo vale con el objetivo de ganar audiencia, puesto que resulta chirriante que una de las villanas del largometraje sea una monja que da bendiciones continuamente, mientras reparte mandobles con un crucifijo con forma de nunchaku de artes marciales para hacer el mal.
Finalmente, esta producción ofrece más de lo mismo. La fórmula funciona porque los niños y padres salen contentos y con la moraleja de que la unidad en la familia ayuda a afrontar las dificultades. No obstante, lo mejor de esta última es la ambientación setentera con guiños a las patillas largas; al pelo a lo “afro”; a los pantalones acampanados; a las ropas horteras con estampados propios de las tapicerías de los sillones, así como nos ofrece un gran homenaje a las películas de artes marciales de los años 70, protagonizadas por Bruce Lee y Chuck Norris, que podían verse en los bares y hamburgueserías de las ciudades costeras de toda España a la hora de la merienda.