Crítica
Público recomendado: +13
Nos llega la adaptación de un videojuego al cine, en concreto del juego creado por Capcom, una empresa japonesa, para PlayStation y titulado Monster Hunter. Con el desarrollo de Internet y el auge reciente de los juegos online, grandes empresas como Disney, Tencent o Nintendo, ya tienen más que puestas sus estrategias en crear productos transmediáticos, relacionados con los videojuegos. Se podría decir que estamos entrando en la edad de oro de los videojuegos a nivel mundial, acelerada por la pandemia de la Covid-19, el desarrollo de la tecnología (múltiples dispositivos) y por el juego online.
Desde hace años, películas como Street Fighter: la última battalla (1995), la saga de Resident Evil (2002), Final Fantasy: la fuerza interior (2001), Silent Hill (2006), la saga de Tom Raider, Sonic. La película (2020), Ghost in the Shell o Pokemon: Detective Pikachu (2019); todas estas y muchas otras confirman una línea de producción cinematográfica rentable y atractiva tanto para consumidores como para los productores.
El caso que nos ocupa es una serie de videojuegos de rol de acción con temática fantástica que comenzó en 2004. En el videojuego el jugador sume el papel de un cazador, que debe matar o atrapar monstruos grandes en varios entornos y con distintas misiones. Pues bien, su adaptación al cine prácticamente persigue contentar a los seguidores de esta franquicia y centra todo su talento en las secuencias de acción y en la presentación de personajes. Cuando la teniente Artemis y sus leales soldados son transportados de nuestro mundo a un mundo paralelo, en donde hay monstruos peligrosos, se desencadena una desesperada batalla por sobrevivir.
La película está contada desde el punto de vista de la teniente Artemis, interpretada por la siempre eficaz y memorable Milla Jovovovich (Residente Evil), que logra, una vez más, tener el carisma necesario para interpretar su personaje.
El filme adolece principalmente de no desarrollar a los personajes, y de no tener ningún arco narrativo, lo que impide la identificación por parte del espectador y convierte la película en un gran producto de entretenimiento: estridente en ocasiones y muy elemental en otras. Sin embargo, las secuencias de acción, bastante bien rodadas en su mayor parte, consiguen convertir esta adaptación en toda una atracción visual, como si estuviéramos dentro de un Parque temático.
El director es precisamente Paul W.S. Anderson, el británico considerado como unos de los creadores del género de películas basadas en videojuegos y responsable de películas como Mortal Kombat (1995) o la saga de Resident Evil, entre otras. Sin embargo, la falta de trama argumental, de construcción y evolución de los personajes, más allá de breves referencias familiares, convierten esta aventura de acción en un cascarón casi vacío. Esto contrasta con la riqueza de matices en la presentación de los personajes que, teniendo suficiente potencial para crear un universo propio, no lo logran.
En definitiva, una película de acción fantástica sin más; que no pretende crear un arco narrativo sino cumplir su objetivo de agradar a los seguidores del videojuego. Aún así, las secuencias de acción logran entretener, están bien planificadas y los efectos visuales y sonoros son casi excepcionales. Es un hecho, que los videojuegos llegan al cine para quedarse, esperemos que los próximos intentos, a parte de grandes dosis de acción, vengan con personajes llenos de matices y distintas tramas narrativas que enriquezcan estos universos.