Crítica
Público recomendado: +13
Una película bélica ambientada en la primera guerra mundial, que pivota y se estructura, en torno a la relación entre un padre y su hijo, obligados a unirse al ejército francés dejando atrás familia y hogar. El film es un interesante drama con momentos delicados de violencia, pero también es una crítica al colonialismo, concretamente al de Francia sobre Senegal en torno a 1920; independencia que el pueblo senegalés no adquiere hasta 1960. La película tiene una clara dimensión espiritual en donde los protagonistas expresan su fe: rezan agradeciendo los dones recibidos o rezan ante el temor de perder la vida en combate. A pesar de tener un buen guion anclado en el vínculo padre e hijo, hay ciertos momentos donde se pierde el ritmo y se hace un uso de la cámara en mano que, aunque trasmite realismo, puede “despistar” a los más sensibles.
El protagonista lo interpreta el actor francés Omar Sy, conocido por películas como Intocable, Hoy empieza todo o la saga de Jurassic World. Interpreta a Bakary que se alista en el ejército francés para proteger a su hijo Thierno de 17 años, reclutado a la fuerza. Desde que lo “arrestan/reclutan” hasta el final de la película, padre e hijo sufrirán una inquietante evolución que pondrá a prueba sus creencias más arraigadas.
Padre y Soldado logra un mensaje universal. Aparte de su crítica a lo bélico y al colonialismo, se hace universal al ver cómo la fe y las creencias religiosas juegan un papel vital; por ejemplo, a la hora de afrontar situaciones límite como la guerra. El pueblo senegalés, en su mayoría musulmán, parece representado en los protagonistas, cuando rezan explícitamente y oran ante una posible muerte o ante el fallecimiento de un amigo en combate. Aunque, obviamente, no refleja la profundidad de lo referido sí nos sirve como muestra del contraste con el pueblo francés, que esta retratado con menos finura y matices en su construcción.
Por otro lado, esta película funciona muy bien como homenaje al “soldado desconocido” y a todas esas personas que dieron su vida en esa, y en cualquier guerra de nuestra historia como especie. El film se inserta en ese tipo de películas que tratan el tema del colonialismo y de sus efectos sobre la naturaleza humana. Dentro del género bélico podríamos decir que existe un subgénero “bélico-colonial”, es decir, aquellas historias que narran, en un entorno de guerra, las invasiones (e justicias) que han sufrido distintos pueblos a lo largo de la historia. Por citar algunas referencias: Memorias de África (1985), El hombre que pudo reinar (1975), La misión (1999), El libro de la selva (1994), La batalla de Argel (1966) o incluso películas de género como la saga millonaria de Avatar, de James Cameron o la saga de Black Panther, del universo de superhéroes de Marvel. Toda esta carga épica queda muy bien enmarcada con una sugerente e inquietante banda sonora, del oscarizado Alexandre Desplat.
En definitiva, una propuesta bélica notable con una trama familiar interesante, que sabe profundizar en la relación padre e hijo, al mismo tiempo que custodia la herencia hermosa de la tradición y critica el colonialismo. Fue película inaugural en el Festival de Cannes.
Carlos Aguilera Albesa