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Remember Me

Caratula de "Remember Me" (2019) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: Jóvenes y Adultos

Segundo largometraje de Martín Rosete, que se desenvuelve bien en la industria americana. La historia resulta entretenida y tiene pequeñas sorpresas que van creando un interés creciente por los protagonistas y sus vicisitudes. Tarda en empezar y, en general, se ve un poco lastrada por el excesivo diálogo, tópicos en los que se encierra a algún personaje y el happy end. Resultan excesivos, por ejemplo, los casi tres minutos de diálogo -sin trascendencia posterior- de la escena en la redacción de la revista solo para que el protagonista descubra que su antigua amante sufre Alzheimer.

Es una pena que los flashbacks se reduzcan a apenas un par de momentos, porque nos hubiera encantado ser espectadores directos de la historia de los dos jóvenes enamorados, creando así una empatía mayor con los jóvenes. Conocer el romance principalmente a través de comentarios, cartas y reflexiones de los personajes hace menos visual la historia.

El diálogo lastra un poco la historia sobre todo en la primera parte de la película, donde se cuentan cosas que preferiríamos ver. Por ejemplo, el protagonista, ya octogenario, asegura a su amigo que su amor de juventud -a quien ha encontrado en una residencia víctima del Alzehimer- seguro que se acordará de él cuando se presente ante ella. “¿Por qué?” -pregunta el amigo-. “Porque lo que ella y yo compartimos, lo que vivimos, no se puede olvidar jamás”, asegura él. No lo dudamos, y precisamente por eso, quizás hubiera sido más eficaz y apasionante ser testigos en mayor medida de ese amor increíble. Es cierto que la apuesta de la película es otra: mostrar el gran amor en la vejez, pero esa baza tiene problemas que sobrecargan un poco la historia.

Fotografía impecable, el dúo Martín Rosete funciona a las mil maravillas. Especial mención a la esmerada puesta en escena e iluminación, una vez más, de los flashbacks.

A propósito del happy end, da la sensación de que se fuerzan un poco algunas situaciones, como cuando vemos a un marido engañado trabar amistad y animar al amante de su mujer a seguir viéndola porque eso ilumina la vida de ella. Suena raro, ¿verdad? La familia del protagonista está rota por un yerno corrupto e incontinente, el protagonista trata de romper otra familia en aras de su inolvidable amor. Su amigo le llega a asegurar: “no ves que lo que estás haciendo es inmoral, intrusivo y seguramente ilegal”. La ruptura es la apuesta feliz para los problemas domésticos.

Con todo, Martín Rosete y su equipo consiguen una película entretenida, con una premisa interesante, técnicamente impecable, que mejora según avanza y con algunos personajes que resultan muy creíbles, con especial mención al abuelo de la familia, maravillosamente interpretado por Bruce Dern.

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