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Tarde para la ira

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Se estrena en medio de una oleada de elogios la ópera prima como director del actor Raúl Arévalo, que además ha sido bien recibida en el Festival de Venecia.

A pesar de ello, la película presenta algunos desequilibrios, además de ciertos elementos que no la hacen recomendable para todas las sensibilidades.

Las vidas de José y Curro se cruzan cuando este sale de la cárcel después de 8 años de condena por un atraco en que resultó muerta una mujer. Arranca así una historia de venganza larvada a lo largo del tiempo.

No cabe ninguna duda de que Raúl Arévalo ha debutado con una muestra sólida de cine de género, para la cual se ha nutrido de referencias diversas y ricas, desde Sam Peckinpah a Carlos Saura. Sin embargo, Tarde para la ira no consigue llegar a ser la película redonda que  algunos proclaman. Principalmente, porque hay ciertos errores narrativos que seguramente el joven director irá puliendo en sucesivas películas. El mayor problema en ese apartado es la decisión de jugar al despiste durante la primera media de hora de metraje, haciendo que el espectador crea que está viendo una historia diferente. Es de suponer que Arévalo ha planteado así el arranque para que tenga mayor realce el sorprendente giro que sucede a la media hora, pero lo sostiene durante demasiado tiempo, poniendo a prueba la paciencia del espectador. A partir de ahí, en cambio, el ritmo funciona bastante bien y el interés no decae.

También se puede achacar a la película algunos descensos a un tono costumbrista y a un tipo de humor que no encaja muy bien en un conjunto muy serio y oscuro. La apuesta estética es clara: un buscado feísmo en fotografía (granulada y sucia, gracias en parte al uso de película de 16 mm), escenarios, vestuario y situaciones (algunas de las cuales, por violencia, sexo, lenguaje o escatología, no serán del gusto de todos los estómagos).

Esta estética no hace más que reforzar el mensaje fatalista de una película que gira en torno al odio y la venganza, y que no concede a sus personajes posibilidad alguna de redención.

En definitiva, Tarde para la ira es una película con algunos momentos brillantes en el terreno cinematográfico y con muy buenas interpretaciones, pero que queda lastrada por algunos errores narrativos y un tono descarnado y desesperanzado.

 

 

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