Crítica

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En una sociedad como la española de las últimas décadas, las separaciones y los divorcios están al orden del día, el realizador Gaizka Urresti parece que se ha implicado en el tema para ofrecer esperanza a través del documental, titulado Terapia de parejas.

El trabajo de este realizador viene avalado por anteriores producciones como el Goya al mejor documental, Labordeta, un hombre sin más, así como el “Cabezón” de la Academia por otro cortometraje también.

Para ello, ha contado con dos cantautores Rozalén y Marwan, que van presentando una serie de situaciones que se viven dentro del seno de la pareja, donde vemos a varias parejas heterosexuales a la que se añade una historia de dos hombres, que se someten a la terapia [siendo estas las claves del mismo en palabras del equipo de producción: La T.F.E (Terapia focalizada en las emociones o E.F.T en inglés) es una terapia basada en expresar las emociones profundas para salir de las inútiles y agotadoras discusiones que mantienen las parejas; lo que se conoce como el ciclo negativo. Está basada en la teoría del apego y la necesidad humana de los vínculos seguros en las relaciones.

Desarrollada en los años 80 por la doctora canadiense Sue Johnson actualmente se está expandiendo en los países hispanohablantes con un éxito que llega al 70% de fiabilidad.

Por ello, la Universidad de Navarra en colaboración con la Brigham Young University (BYU) de Estados Unidos ha realizado el primer ensayo clínico aleatorizado en terapia de pareja focalizada en las emociones (Emotionally Focused Therapy) en países de habla hispana (México, Argentina, Costa Rica, Guatemala y España). Los resultados preliminares ratifican la mejora significativa en las relaciones de pareja incluyendo beneficios en la salud mental especialmente de las mujeres.]. La mencionada terapia tiene un periodo de duración de seis meses con un grupo de psicólogos que utilizan el  citado método para que los asistentes aprendan a gestionar sus emociones, comprendiendo las fortalezas y debilidades y, de este modo, disfrutar del cariño que se profesan porque en realidad se quieren, ya que uno de los anhelos más profundos del ser humano para encontrar la felicidad es en el amor matrimonial. Este documental deja constancia de las heridas que van dejando los conflictos, los problemas y el desgaste de la vida, acrecentado en el caso de la pareja gay por la inestabilidad propia de este tipo de uniones, pues estos dos hombres arrastran grandes heridas personales no resueltas.

En lo referente a las parejas y matrimonios formados por un hombre y una mujer se observa cierta complementariedad en ellos, en la que ellos generalmente muestran más dificultades para expresar como se sienten frente a ellas que, por lo general son más comunicativas. Además, las mujeres son bastante receptivas a terapias que tienen que ver con las emociones porque mejoran su salud mental.

Cuando uno termina el visionado de este ensayo cinematográfico se queda con una sensación agradable como si hubiese aprendido de los errores y los aciertos de los demás para poderlo aplicar a nuestra propia vida.

La producción viene acompañada de una serie de visitas, al conjunto monumental de Aragón. Se trata de edificios civiles y religiosos como la  catedral de Zaragoza, ciudad de la que tengo un recuerdo inolvidable de mi infancia, pues estuve un año en viviendo en esta bella ciudad. El director hace una especie de reportaje publicitario de la Comunidad de Aragón y a la vez parece que relaciona la religiosidad no sé si de manera consciente o inconsciente con las relaciones de pareja y el matrimonio de un modo implícito.

El colofón al documental lo pone Marwan con su canción: Pensábamos que el amor era solo una fiesta, que nos recuerda, que el matrimonio no es solo la boda, sino que viene “adornado” de una serie de dificultades o inconvenientes que nunca se plantean y parece que te pillan desprevenidos.

Los citados cantantes hablan de la seguridad que les transmitieron sus padres al permanecer siempre unidos ante las dificultades. Por último, llama la atención que tanto la cantante Rozalén como una de las personas sometidas a terapia consideren al matrimonio con un proyecto de vida, detalle ciertamente significativo.

Víctor Alvarado