Público recomendado: Jóvenes
Terraferma se inscribe en ese conjunto de películas sociales europeas que se han asomado en los últimos años al drama de la inmigración ilegal, como la finlandesa El Havre (Kaurismaki, 2012), la belga El silencio de Lorna (Hermanos Dardanne, 2008), la británica Ghosts (2006) o la francesa Welcome (Philippe Lioret, 2010). Más concretamente, el cine italiano ha tenido su propia forma de aproximarse a esa cuestión con directores como Gianni Amelio. El veterano cineasta romano Emanuele Crialese, de origen siciliano, que ya abordó la inmigración con aquella estupenda cinta de Nuovomondo, aporta su propia perspectiva
Terraferma tiene su propia mirada, muy interesante, que no se limita a criticar una política dura antiinmigración, sino que aprovecha para contraponer una tradición humanista, de raíz cristiana -simbolizada por la imagen de la Virgen hundida en el mar- que ve al inmigrante como un náufrago al que es obligado salvar, frente a una ley fría y deshumanizada. Su tono ligero, muy italiano, costumbrista, recrea la Sicilia profunda y tradicional, y la pone en contraste con la Italia industrializada representada por los turistas, una Italia más frívola y superficial.
El resultado es una película muy cercana, fresca y muy humana. La sostienen unas interpretaciones muy naturalistas, entre otros, de Filippo Pucillo, Donatella Finocchiaro y Beppe Fiorello.
Juan Orellana
Ficha técnica:
Italia y Francia , 2011
Dirección: Emanuele Crialese
Interpretación: Filippo Pucillo (Filippo), Donatella Finocchiaro (Giulietta), Giuseppe Fiorello (Nino), Mimmo Cuticchio (Ernesto), Martina Codecasa (Maura).
Duración: 88 min.
Género: Drama