Crítica
Público recomendado: + 12
El héroe creado por el tándem formado por Bob Kane y Bill Finger sacado a su vez de las novelas pulp, casi siempre ha tenido la fortuna de ser adaptado con acierto por parte de los directores que se han atrevido con el personaje como es el caso del Batman de Tim Burton, ganador de un Óscar a la mejor dirección artística, o la trilogía de El Caballero Oscuro, cuya segunda parte (yo prefiero la primera) es considerada como una de las mejores de la historia gracias al talento del cineasta Christopher Nolan y a los actores Christian Bale y Heath Ledger, ganador del Óscar al mejor actor de reparto, haciendo del Joker, entre otros.
El caso es que Matt Reeves, vinculado a la brillante Saga: El planeta de los simios, ha contado con un reparto de campanillas, encabezado por el “pasteloso” Robert Pattinson de la saga Crepúsculo al que acompañan Zoe Kravitz como la gata; Jeffrey Wright como el honrado teniente Gordon y un Colin Farrell que, como un camaleón se transforma de modo irreconocible en un pájaro de cuidado nunca mejor dicho, tratándose del Pingüino y que guarda un parecido más que razonable con Jesús Gil (aupa atleti). Para esta producción, el mencionado director junto al guionista Peter Craig se han fijado en la flor y nata del mundo del noveno arte, pues se percibe que han leído los trabajos de Frank Miller, Jeph Loeb, Ed Brubaker o Darwyn Cooke con lo que el resultado es insuperable.
El director logra el difícil reto de, salvo en una escena tremendamente pesada, captar la atención del espectador en una película oscura, envolviéndolo con impactantes escenas de acción; momentos de intriga; cierta trama policial y situaciones de una considerable tensión dramática, respaldadas por una excelente banda sonora de Michael Giacchino (Up). Sus melodías constan de pequeños momentos de respiro de partitura casi bucólica en competencia con tétricas y sonoras melodías acompañadas de campanadas eclesiales. La fuerza del tema principal del largometraje presenta algunos paralelismos en relación al popular fragmento de la 5ª sinfonía de Ludwig van Beethoven, haciendo referencia a Nosferatu de Murnau y al Drácula de los icónicos Béla Lugosi y Christopher Lee en la que Batman utiliza esa estrategia sembrando el terror con una gran puesta en escena para salvar a la víctima de turno, causando el pánico entre los villanos, para reducir el índice de delincuencia de la ciudad de Gotham. Por cierto, el Ave María de Franz Schubert se hace notar en la escena de la catedral.
El que conozca un poco el mundo del tebeo habrá observado que la principal fuente de inspiración de esta historia proviene del tándem formado respectivamente por Jeph Loeb y Jim Lee (Batman: Silencio) y, principalmente, Jeph Loeb y Tim Sale (Batman: Largo Halloween y Catwoman: Si vas a Roma). Por desgracia, para Jeph Loeb la muerte de su hijo a los 17 años ha marcado su carrera. De ahí, que refleje tan bien el sufrimiento por la pérdida de un ser querido y su correspondiente duelo.
El punto más negativo de esta excelente película es la inexpresividad de Robert Pattinson cuando se quita el traje porque no da la talla, así como la corrección política que tanto molesta a los seguidores del mundo de los tebeos, pues el teniente Gordon y Catwoman son de raza negra, no porque sean racistas, sino porque cambian el sentido de los creadores originales. Por esa razón, el segundo relanzamiento de Los 4 Fantásticos fue un fracaso absoluto a diferencia de la saga primigenia, protagoniza da por Ioan Gruffudd y Jessica Alba.
Las historias del Caballero Oscuro suelen estar impregnadas de gran riqueza antropológica por ser un personaje culturalmente y, en ocasiones religiosamente, católico (de hecho, el asesino en el cómic de Batman: Largo Halloween actúa en las fiestas de origen cristiano como la Navidad, San Patricio o el día de los Reyes Magos…), invitando a la reflexión sobre el sentido del perdón y la venganza o el modo en el que el teniente Gordon, Batman y Catwoman actúan con respecto al quinto mandamiento, que Dios dio a Moisés, y que frenan los ímpetus de los que consideran sus amigos porque dan a entender que cuando asesinas ya no hay vuelta atrás.
También, su padre y Alfred, el mayordomo y padre adoptivo, son referentes morales de Bruce Wayne, pues Thomas Wayne, su progenitor, hacen honor al juramento hipocrático médico de salvar vidas.
Finalmente, Batman es mostrado como un caballero cruzado moderno, sujeto a sus particulares cruces y con la capacidad de renunciar al amor en favor de su misión, que es mostrado como un símbolo de esperanza para el eslabón más débil de la sociedad en una escena en la que el amanecer sugiere la idea de la Resurrección de modo metafórico.