Crítica
Público recomendado: +12
La falta de delicadeza de una de las hijas de Luis XV, Madame Victoria, al menospreciar al pueblo que protestaba por la subida del precio del pan en la que dijo: “¿Pero Dios mío, si podían resignarse a comer paté en corteza?” fue la anécdota que “colmó” el vaso para que se desencadenase (ya había disturbios) y se entendiera la Revolución Francesa, pidiendo libertad, igualdad y fraternidad. ¿Y quién no va a estar de acuerdo con estos ideales? El problema es que fue…un quítate tú para ponerme yo, ya que se convirtió en un régimen formado por el matrimonio entre el terror y su “esposa” la guillotina, pues se impuso por la fuerza, relegando la dimensión religiosa del ser humano a la clandestinidad. Este hecho junto a la recluta forzosa de los hijos de los campesinos de la Vendée inició una guerra entre los partidarios de la monarquía frente a los partidarios de la república de carácter masónico.
El caso es que los cineastas Vincent Mottez y Paul Mignot, han dirigido Vencer o morir (vista por más de trescientos mil franceses). Esta película viene respaldada por la empresa Puy du Fou, dueña de los parques temáticos de corte histórico, ubicados en Toledo (España) y en la región de los pueblos del Loira (Francia), en la que se recrean batallas históricas con rigor e incluso siendo políticamente incorrectas.
La mencionada producción fue presentada en el parque de Toledo. Este largometraje permite conocer un hecho histórico silenciado en los libros de texto como comentaron Jerónimo José Martín y Juan Orellana en el programa de radio, En noche de cometas, y tal y como el profesor Alberto Bárcenas de la Universidad San Pablo CEU nos desveló en una entrevista sobre su libro: La guerra de la Vendée.
La producción intercala las batallas con las reflexiones de carácter introspectivo, François-Athanase Charette, el general de las fuerzas contrarrevolucionarias y creador de la guerra de guerrillas en Francia. Los diálogos están muy trabajados y están respaldados por unas escenas de acción muy bien rodadas. El ritmo es el adecuado y las situaciones están cargadas de dramatismo. Se trata de una producción emocionante que te mantiene en tensión de principio a fin.
Su protagonista se hace un planteamiento ético sobre si es correcto llevar a campesinos sin formación militar a una lucha cruenta. Los habitantes de esa región de Francia se ven obligados a plantearse el concepto de la legítima defensa por sus hijos; por su rey y por su fe, donde la persecución religiosa estaba al orden del día y los sacerdotes eran considerados casi proscritos. Estos campesinos y estos nobles, que estaban en contra de esa manera de actuar del gobierno de la época, juraron lealtad y se encomendaron al Corazón de Jesús como símbolo de su unidad. Muchos historiadores y escritores para deslegitimar estas reivindicaciones han intentado mostrar a los habitantes de esa región como fanáticos, algo nada más alejado de la realidad, aunque si es verdad que en algunos combates eran temibles guerreros. No obstante, la historia hay que juzgarla con los criterios de la época en la que se desarrollaron los hechos. Sería un error interpretarlos con la óptica actual.
Esta cinta refleja el desgate moral propio de un conflicto bélico agotador. En un momento clave, el capellán militar le comenta en secreto de confesión a su general, que comprende su pensamiento como amigo, al querer aplicar como en el Antiguo Testamento el ojo por ojo y diente por diente ante la cacería del ejército republicano que se ensañaba con la población civil, pero que como sacerdote no le pueda dar la absolución hasta que rectifique.
Finalmente, las arengas militares en la línea de Braveheart dan en la diana, así como el reconocimiento de sus rivales en el campo de batalla, pues su antagónico reconoce su valía con una expresión muy significativa y, mirándole a los ojos, le comenta: “A los valientes se les dispara en el corazón”.
La relación entre hermanos y su cariño y complicidad está muy conseguida (como ese momento en el que ella le ayuda para que de modo secreto reciba asistencia espiritual en los últimos momentos de su vida o cuando se muestra como una gran amazona en los combates cuerpo a cuerpo) y parece un guiño al libro de George Bernanos, Diálogo de carmelitas, salvando las distancias.
Víctor Alvarado