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Wild Rose

Caratula de "Wild Rose"

Rose-Lynn es un buen nombre para una aspirante a cantante country. Nos trae a la memoria a Lynn Anderson y a su inmortal “Rose Garden”. Pero Rose Lynn Harlan (Jessie Buckley) no vive en el suelo americano donde crece el country. Es una chica de Glasgow que espera, tras el paréntesis de un año en la cárcel, convertirse en una verdadera estrella del country y triunfar en la meca musical de la música vaquera: Nashville.

Rose-Lynn tiene todas las dificultades del mundo para triunfar en América. No solo vive en Glasgow, sino que carece de recursos y tiene dos hijos pequeños. Sin contactos en la industria musical, no ha pasado de ser la vocalista de una banda que toca en un pequeño local de su barrio y su estancia en la cárcel tampoco va a ayudar mucho.

Rose (una sensacional Jessie Buckley) tiene que luchar, y en su camino están dos mujeres: Susannah (Sophie Okonedo), que cree en sus posibilidades de éxito y  Marion, su madre, interpretada por una inconmensurable Julie Walters, que representa el peso de la vida diaria, de las cosas a las que no se les puede decir “no” impunemente. Tanto el director, Tom Harpe, como Nicole Taylor, la guionista y apasionada de la música country reconocieron a primera vista que nadie Buckley podría encarnar a Rose-Lynn.

Para Tom Harper, el atractivo de la historia reside en la necesidad de equilibrar nuestras esperanzas, ilusiones o sueños con nuestras realidades o responsabilidades. Reconoce que el atractivo de Rose-Lynn estriba en gran parte en sus errores, en su humanidad. Si en tiempo de redes sociales tenemos muy fácil mostrar solo la bondad que queremos enseñar, la exposición de una protagonista tan real, con sus fracasos y miserias nos conmueve especialmente. El tema de verdad es cómo conciliar la responsabilidad y el propio talento.

Si en las películas sobre rock hay una tipología clara que es la película de redención (Ray, En la cuerda floja, Rocketman, Corazón rebelde, Alguien a quien amar), hay otro rasgo común (aunque no constituya un tipo peculiar de película) que es la reflexión sobre los costes, o el “¿hasta dónde?”, cuando hay un conflicto entre la pasión por la música (me parece ya un poco manido hablar del sueño) y las propias responsabilidades. El documental Anvil: una banda de rock, o Whiplash, donde dudábamos si estaba más tarado el protagonista o el antagonista; también lo hemos visto en la magnífica Yesterday, recientemente estrenada. En Wild Rose tenemos también este drama, este conflicto, de un personaje que no conoce más que su pasión, su sueño de triunfar en la música, a cualquier coste. Llegar al Rose Garden del éxito le costará mucho a Rose-Lynn.

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